Qué hacer cuando se pierde el apetito durante el embarazo
¿Siempre has asociado el embarazo con un apetito voraz por todo, desde la pizza de pepperoni hasta el helado y los pepinillos? El embarazo es, en efecto, esa época especial de tu vida adulta en la que se aplaude el aumento de peso y se anima a comer cada dos horas (¡qué suerte!).
Pero justo cuando empiezas a abastecer tu nevera con alimentos saludables (y sí, a veces con esas galletas no tan saludables que se te antojan), la pérdida de apetito -además de su compañero común, las náuseas matutinas- ataca, haciendo que tu nariz se vuelva hacia la vista y el olor de tus alimentos favoritos.
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Ganar suficiente peso durante el embarazo es la principal señal de que estás comiendo lo suficiente para satisfacer las necesidades de tu bebé. Dependiendo de su peso antes del embarazo, la mayoría de las mujeres de peso normal deberían intentar ganar entre 7 y 8 kilos.
Durante el primer trimestre, cuando las náuseas matutinas (conocidas por muchos como náuseas de todo el día) están en su peor momento, es habitual que sólo se gane de uno a cuatro kilos (o a veces incluso se pierda peso). No pasa nada. En este momento, el feto es tan pequeño que tiene menos necesidades nutricionales, así que mientras tomes tus vitaminas prenatales, tú y el futuro bebé deberíais estar cubiertos.
Después del primer trimestre, se aconseja aumentar aproximadamente medio kilo por semana. Si al principio del segundo trimestre el apetito sigue sin aparecer, o si no alcanzas el aumento de peso recomendado en el tercer trimestre, consulta a tu médico para que te recomiende un plan de alimentación.
¿Todavía estás preocupado? No lo estés. Vas a tener días fáciles y días difíciles: lo importante es el panorama general. La buena noticia es que la mayoría de las mujeres descubren que pueden controlar la pérdida de apetito con algunos trucos.
Pérdida de apetito durante el embarazo en el primer trimestre¿Qué causa la pérdida de apetito en el primer trimestre?
La pérdida de apetito suele ir acompañada de náuseas matutinas, y se calcula que las náuseas y los vómitos afectan al 75 por ciento de las mujeres embarazadas.
Las náuseas matutinas pueden ser la forma instintiva que tiene el cuerpo de proteger al feto de alimentos potencialmente dañinos, lo que explica algunas de las aversiones alimentarias que suelen experimentar las mujeres.
El aumento de las hormonas del embarazo (incluidos los estrógenos y la hCG, los responsables de hacerte llorar con ese anuncio de coches) también influye en el aumento de las náuseas y la sensibilidad al olfato, al tiempo que disminuye el apetito. Puede que incluso tengas un sabor metálico en la boca.
¿Cómo puedo satisfacer mis necesidades nutricionales en el primer trimestre si he perdido el apetito?
Aquí tienes algunos consejos para obtener los nutrientes que necesitáis tú y tu bebé durante el embarazo si no tienes mucha hambre al principio:
- Bebe. Asegurarse de consumir suficientes líquidos es más importante que aspirar a una determinada ingesta calórica. Aunque depende de ti y de tu estilo de vida, intenta beber entre ocho y diez vasos de 20 litros al día de todas las fuentes, incluidas las verduras y las frutas (pero ten cuidado con el consumo de azúcar en estas últimas). El agua tibia con limón o jengibre, la cerveza de jengibre o el té de jengibre pueden ser buenos sustitutos del agua simple si tienes náuseas. No obstante, consulta siempre a tu médico antes de tomar cualquier té de hierbas o cualquier otra bebida, ya que algunas están prohibidas durante el embarazo.
- No te excedas. Haz seis comidas pequeñas al día (tu cuerpo probablemente emitirá señales de hambre cada dos horas), que satisfarán tu pequeño apetito, en lugar de alimentarte a la fuerza con porciones más grandes de comida.
- Come poco. Para los momentos del día en que el apetito hace una breve aparición, consuma tantas proteínas y carbohidratos complejos como pueda, lo que mantendrá el azúcar en sangre estable y le llenará durante más tiempo. Las frutas, como los plátanos, también pueden ser más fáciles de digerir; acompáñelas con una cucharada de yogur para obtener más calcio y proteínas. Las galletas integrales o sencillas son casi siempre tus amigas.
- Evita los alimentos de olor fuerte. Esto incluye los platos picantes y grasos, lo que puede significar que no se consuman comidas rápidas como hamburguesas, patatas fritas y nuggets de pollo. En su lugar, opta por una ensalada con pollo o salmón a la parrilla, si puedes soportarlo.
- Usa tu buen gusto. Claro que la variedad suele ser la salsa de una buena vida nutricional. Pero si las espinacas te dan náuseas mientras que puedes digerir la col rizada, no dudes en comer la col rizada. Pronto volverás a las espinacas.
- Cambia la temperatura. Muchas mujeres prefieren las comidas y las bebidas frías durante el embarazo, mientras que a otras les gustan calientes. Si te encuentras en una de esas categorías, ajusta tu dieta en consecuencia.
- Toma tu vitamina. Tomar la vitamina prenatal es tan rutinario como lavarse los dientes. Lo ideal es empezar a tomarla al menos un mes antes de la concepción o, como mínimo, en el momento de la concepción, para ayudar a cubrir las carencias nutricionales temporales.
- Busca ayuda adicional. Para ayudar a combatir las náuseas, habla con tu médico sobre la posibilidad de tomar una vitamina prenatal especial con B6 adicional. O pregunta por los medicamentos recetados, que contienen una combinación de vitamina B y antihistamínicos que pueden ayudar a disminuir las náuseas y aumentar el apetito.