5 maneras de hacer que sus hijos tomen sus medicamentos

Cuando tu hijo está enfermo (y parece que siempre lo está), quieres hacer todo lo posible para que se sienta mejor rápidamente. Pero intentar que tu hijo se tome la medicina suele acabar en lágrimas (suyas o tuyas), jarabe para la tos en la ropa de cama y el pijama, pastillas empapadas en el suelo, arcadas o una rabieta. En muchos casos, ningún tipo de estímulo, soborno o negociación funcionará. Entonces, ¿qué puede hacer un padre frustrado? Prueba estos cinco trucos para convencer a tu hijo de que se tome la medicina:

Entregarlo de forma diferente

A veces, todo depende de la administración. Pide a tu farmacéutico una jeringuilla oral de plástico (sin aguja) que vierte los medicamentos líquidos en la boca de tu hijo. Para hacerlo correctamente, desliza la jeringa o el gotero a lo largo de la mejilla, hacia la parte posterior de la boca, y apriétala lentamente. Este método suministra el líquido y evita las papilas gustativas.

Cambiar el sabor

El sabor del jarabe es un gran obstáculo que los niños deben superar. Puedes pedirle a tu farmacéutico que añada un saborizante a la medicina de tu hijo, incluso a las versiones para la tos sin receta. Los medicamentos de venta libre suelen tener sabores como la cereza o la uva, pero a menudo tampoco saben muy bien. Compre el medicamento que desea utilizar y pregunte en el mostrador de la farmacia por las opciones de saborización.  Si es posible, deja que tu hijo elija el sabor. Esto también ayuda a controlar la situación. Además, muchas farmacias ofrecen un servicio llamado Sistema Pediátrico FLAVORx: Por unos 3 dólares, puedes elegir entre montones de sabores -incluyendo sandía, chicle y chocolate- para mejorar el sabor del medicamento de tu hijo.

Prueba con una píldora

Muchos niños tienen problemas para tragar pastillas o cápsulas. Intenta elegir una pastilla masticable en su lugar o consulta a tu pediatra si existe una versión masticable de su medicación. Algunas píldoras pueden triturarse y mezclarse con una pequeña cantidad de la comida o bebida favorita de tu hijo; la comida es más recomendable porque las píldoras trituradas tienden a depositarse en el fondo de un líquido y luego se pegan a los lados del vaso. Y asegúrate de utilizar la menor cantidad de mezcla posible, ya que quieres que tu hijo se coma o beba la dosis completa de medicamento. Consulta con tu farmacéutico antes de mezclar una píldora con comida o líquido porque esto puede hacer que ciertos medicamentos no sean efectivos.

Otras formas de conseguir que se tomen una píldora son el método del "gran trago": Ponga la píldora en la lengua de su hijo y luego dígale que se llene la boca de agua y que se la trague. O hazle masticar algún alimento, como una galleta o un trozo de pan, y luego ponle la cápsula en la lengua justo cuando esté a punto de tragarla.

Sobornarles

El soborno es un método probado. Y aunque las recompensas no siempre funcionan a largo plazo (ya que tu hijo suele empezar a esperarlas cada vez más), utilizar recompensas a corto plazo que funcionen para ti es una buena estrategia, sobre todo cuando se trata de dar a tu hijo un medicamento. También puedes probar el enfoque a largo plazo para un tratamiento. Por ejemplo, puedes decir: "Si tomas este medicamento durante los próximos 7 días, habrá un gran premio al final". Un pago inicial para el premio también es eficaz, para que el niño vea que se va acumulando". Las posibilidades de soborno son infinitas. Y, por supuesto, asegúrate de incluir también muchos elogios.

Dale el control

Si puedes, deja que tu hijo elija el sabor o el color de su medicina. O permítele elegir entre un medicamento en jeringa, gotero o vaso. Incluso una pequeña elección, como dejarle elegir si quiere la medicina antes o después de acostarse, ayuda. Si les das la oportunidad de opinar, sentirán que tienen cierto control sobre la situación. Deja que se apropien del proceso para que no parezca algo que les estás imponiendo. Prepara los medicamentos con antelación y utiliza un recordatorio en tu teléfono o en el iPad de la familia para avisarles de que es hora de la siguiente dosis. Incluso dejar que los niños más pequeños practiquen la administración de medicamentos a un muñeco o animal de peluche les hace sentir que tienen el control de la situación.

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