La importancia de la motricidad fina en el primer año

Todos los padres ansiosos observan a sus hijos con emoción, mientras crecen y alcanzan sus hitos. Alcanzar esos hitos es una parte importante del desarrollo del niño, pero se presta mucha atención a los hitos relacionados con la motricidad gruesa. Merece la pena prestar la misma atención a la motricidad fina, ya que tiene un impacto sorprendente en el desarrollo infantil.

La motricidad fina es la que afecta a las extremidades más pequeñas, como los brazos, las manos y los dedos. Ejemplos de habilidades motrices finas son poder sostener un objeto y pasarlo de mano en mano, recoger un objeto pequeño del suelo, sostener una taza y darse una bebida.

A medida que el niño crece, estas habilidades motrices finas son esenciales para lo que será su capacidad de autocuidado: dominar las habilidades motrices finas les prepara para vestirse por sí mismos, alimentarse, sostener un lápiz y, a largo plazo, escribir. Por eso, aunque alcanzar los hitos de la motricidad gruesa es importante, merece la pena invertir tiempo en cultivar la motricidad fina, ya que estas habilidades son fundamentales para que tu hijo explore el mundo y adquiera independencia.

La motricidad fina está ligada a las habilidades básicas de supervivencia, como comer y beber, y también a los resultados educativos. Una motricidad fina descuidada puede interferir con la capacidad de sostener un bolígrafo correctamente y, posiblemente, con la escritura a mano en los años escolares. La motricidad fina también perfecciona la coordinación mano-ojo, así que si tienes grandes esperanzas de ser un campeón de tenis o de golf, la motricidad fina es el lugar por donde hay que empezar.

A diferencia de la motricidad gruesa, la capacidad de un niño depende del grado en que sus padres o cuidadores le expongan a oportunidades de aprendizaje. Por ejemplo, no podrás impedir que un bebé ruede, gatee o camine cuando esté preparado. Pero si a un niño sólo se le da de comer con cuchara y no se le da comida con los dedos para que la coja, la sostenga y se la pase de la mano a la boca, las habilidades de autoalimentación pueden retrasarse.

En los primeros 12 a 18 meses de vida, se espera que un bebé haya dominado las siguientes habilidades motoras finas:

  • Señalar con el dedo índice
  • Construir una torre con dos bloques
  • Utilizar las dos manos para sujetar un juguete
  • Sostener un crayón en un puño, para garabatear en el papel
  • Sostener una taza y beber (con una coordinación limitada)
  • Quitarse los calcetines (pero no ser capaz de ponérselos)
  • Ponerse un sombrero en la cabeza y quitárselo.

Conviene recordar que todos los niños se desarrollan en etapas diferentes y que el espectro de consecución de hitos puede ser bastante amplio. No obstante, si tienes alguna duda, habla con la enfermera del MCH o con tu médico de cabecera.

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