Cómo destetar suavemente a un niño pequeño de su chupete esta Semana Santa

¿Quieres destetar a tu hijo del chupete? Ya sea porque le afecta a los dientes o al habla, o por cualquier otro motivo, puede ser un proceso realmente difícil para ambos, por muy apegado que esté al chupete.

Sin embargo, con la Semana Santa a la vuelta de la esquina, puede ser el momento perfecto para ayudar a tu hijo a dejar el chupete.

Puedes dejar el chupete "de golpe", pero este enfoque suele ser duro para la mayoría de los pequeños, sobre todo para los que son sensibles a los cambios o dependen mucho del chupete para tranquilizarse.

Para algunos niños, el síndrome de abstinencia puede funcionar mejor que la deshabituación gradual, así que si optas por este método, hazlo sin sentirte culpable porque, en última instancia, lo que mejor funcione beneficiará a todos los implicados a largo plazo.

Si crees que un enfoque más gradual y divertido es más adecuado para tu hijo, dejar los chupetes para el Conejo de Pascua puede ayudarle a que esta gran transición le resulte mucho más fácil.

Con un poco de imaginación, preparación y comprensión, he aquí cómo ayudar a tu pequeño a renunciar a su querido chupete esta Semana Santa.

Cómo destetar a

un niño pequeño del chupete esta

Semana Santa

Incorporar el juego, la fantasía y los cuentos, junto con la comunicación y el apoyo emocional, facilitará este cambio. A continuación te explicamos cómo ayudar a tu hijo a dejar el chupete esta Semana Santa:

Comunícaselo a tu hijo de forma que le resulte fácil

Habla con él sobre la posibilidad de dejar el chupete antes de quitárselo. Los niños pequeños dan sentido a su mundo y procesan sus emociones jugando.

Así, por ejemplo, puedes facilitarles un juego de rol utilizando sus peluches favoritos para que renuncien a sus muñecos. Recrea el escenario que has planeado para tu hijo. Podría ser un peluche que se va a la cama sin su chupete después de dejárselo al Conejo de Pascua, que entonces le deja un regalo especial.

Utiliza la narración

Para que lo entienda mejor y visualice lo que va a ocurrir, acude a la biblioteca o busca en Internet libros sobre el destete del chupete, como "No más chupetes" y "Daniel y el hada de los chupetes" (puede que tu hijo prefiera que sea un hada la que recoja los chupetes en lugar del conejito). También puedes crear tu propio libro de cuentos y personalizarlo con imágenes de tu hijo.

Ofrézcale un sustituto

Siempre que quitamos algo que a un niño le reconforta, suele ser beneficioso (y amable) sustituirlo por otra cosa. Chupar un chupete es muy tranquilizador y regulador para el sistema nervioso.

Busque objetos que le proporcionen este tipo de estímulo sensorial oral a lo largo del día (en función de su desarrollo). Por ejemplo, masticar alimentos crujientes (como manzanas crudas o zanahorias) o masticables (como frutos secos), soplar burbujas o beber agua de una pajita.

Desde el punto de vista del consuelo, puedes introducir un chupete o un objeto transicional (lee esto para obtener ideas) o reforzar uno que ya tenga utilizándolo durante las tomas, incorporándolo al juego y dándole más cariño a lo largo del día. Si utiliza un chupete para dormirse, es posible que, de momento, tengas que consolarle de otra manera.

Reúna los chup etes

Diviértase reuniendo todos los chupetes de su hijo con antelación. Conviértelo en un juego o cuéntales historias sobre cómo en lugares lejanos también puede haber conejitos especiales que también necesitan muñecos. Después, mételos todos en un sobre o una caja listos para el Conejo de Pascua la noche anterior al Domingo de Resurrección.

Decora y entrega

Sé creativo decorando el sobre o la caja de estos queridos tesoros para el Conejo de Pascua: utiliza pinturas o lápices de colores y deja que tu hijo añada pegatinas. Escribe mensajes, haz dibujos y luego colócalo en el lugar que ellos elijan, tal vez delante de la puerta o la ventana de su habitación, para que cuando se despierten por la mañana de Pascua haya algo muy especial esperándoles de parte del Conejo Blanco.

Apoya sus emociones

Esta transición puede ir acompañada de algunas emociones, lo cual es normal, así que lo mejor que puedes hacer es convertirte en su lugar de calma. Esté a su lado, escúchele y reconozca, nombre y deje espacio para esos grandes sentimientos que aflorarán en algún momento (¡probablemente a la hora de acostarse!). Mantén los límites del cariño y muéstrale mucho apoyo y seguridad a medida que vaya superando el malestar que le produce este cambio.

Si a los dos os resulta demasiado angustiosa esta transición, quizá no sea el momento adecuado. Recuerda que el chupete no es un hábito para toda la vida. Vuelve a intentarlo dentro de un par de meses, y aprovecha ese tiempo para prepararles suavemente o para ir deshabituándoles poco a poco a su ritmo.

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