La ciencia detrás de tus pensamientos sobre bebés

Es una situación familiar para muchos padres primerizos: es medianoche y acabas de dar de comer al bebé, pero no puedes volver a dormirte porque te preocupa que deje de respirar. En las clases de crianza te enseñaron los cuidados básicos del recién nacido, pero no te enseñaron a aliviar tus nervios de madre primeriza.

Cuidar de un recién nacido es una enorme responsabilidad llena de altibajos emocionales. Durante esta vulnerable transición, es habitual preocuparse por la salud y el bienestar del bebé. A muchas madres, pensamientos como "¿Y si le hago daño al bebé?" o "¿Y si se me cae?" pueden pillarlas desprevenidas. Sin previo aviso, estas preocupaciones pueden surgir, interrumpiendo la alegría de la paternidad.

Pero aunque estos pensamientos son incómodos y desconcertantes, son bastante comunes: "Son 'pensamientos que dan miedo'", dice Karen Kleiman, LCSW, psicoterapeuta especializada en salud mental materna.

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Las investigaciones muestran que la mayoría de los nuevos padres experimentan algún tipo de pensamientos intrusivos relacionados con el bebé. El estigma, la vergüenza y la presión social son las razones por las que muchos deciden ocultarlos. "A muchas madres les preocupa lo que pensarán los demás si hablan abiertamente de sus problemas", dice Kleiman, fundadora también del Centro de Estrés Postparto de Rosemont (Pensilvania), que trata a mujeres con trastornos del estado de ánimo y ansiedad prenatales y postparto.

Ya se trate del miedo a ser una mala madre o a hacer daño al bebé, aprender por qué pueden aparecer los pensamientos intrusivos, qué significan y cómo afrontarlos puede desmontar la vergüenza y permitir a las madres buscar apoyo adicional. Kleiman, que ayuda a las madres a afrontar los pensamientos intrusivos en su nuevo libro Good Moms Have Scary Thoughts: A Healing Guide to the Secret Fears of New Mothers, lo explica todo.

¿Qué causa los pensamientos intrusivos?

Los profesionales de la salud mental y los médicos no están totalmente seguros de por qué algunas mujeres experimentan más pensamientos intrusivos que otras. Lo que sí saben, sin embargo, es que las mujeres con antecedentes personales o familiares de ansiedad pueden ser más propensas a experimentar pensamientos de miedo.

Los factores de estrés hormonales, psicológicos y ambientales desempeñan un papel importante, según Kleiman, al igual que las mayores exigencias de la maternidad: "Las madres primerizas están predispuestas a responder a cualquier indicio de angustia infantil y a proteger a sus bebés de cualquier daño", añade Kleiman.

Este estado exacerbado hace que el sistema nervioso entre en sobrecarga, activando la respuesta de "lucha o huida" del organismo, lo que hace que las mujeres sean más propensas a la ansiedad, explica.

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Reconocer los pensamientos intrusivos puede ayudar mucho. "Cuando no se abordan los miedos, crecen, por lo que es crucial que las madres sepan que no pasa nada por experimentar pensamientos aterradores", afirma Kleiman.

La validación emocional también puede fomentar la aceptación, lo que puede disminuir la ansiedad. "Una de las mejores formas de que las mujeres adquieran control sobre estos pensamientos es comprender que son impulsados por la ansiedad, y que no va a ocurrir nada malo, aunque puedan causar una gran angustia", dice Kleiman.

Las estrategias específicas también pueden ayudar. Las investigaciones sugieren que la meditación de atención plena puede disminuir los temores de una madre primeriza y reducir su ansiedad ayudándola a anclarse en el momento presente. El ejercicio, como el yoga, también es beneficioso. Encontrar un amigo de confianza, un familiar o un terapeuta con quien hablar puede servir de apoyo y ayudar a las madres a sentirse menos solas.

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A diferencia de los pensamientos aterradores que aparecen y desaparecen, los trastornos perinatales del estado de ánimo tienden a interferir en el funcionamiento normal de la madre: "El factor determinante es el grado de sufrimiento de la madre", dice Kleiman.

Los síntomas a los que hay que prestar atención son: cambios en el apetito y el sueño, malestar físico, sentimientos de culpa y tristeza y, en raras ocasiones, pensamientos de autolesión.

¿Le puede ocurrir a usted la depresión posparto?

Si a una madre le molestan sus pensamientos intrusivos, acudir a un profesional sanitario puede ser útil. Los médicos y los profesionales de la salud mental pueden examinar a la madre para detectar un trastorno del estado de ánimo posparto, como la depresión posparto, que afecta a una de cada siete mujeres. Si se diagnostica, puede recomendarse apoyo adicional, como psicoterapia, apoyo en grupo y medicación (cuando sea necesario).

Sea cual sea el apoyo que reciba una madre, es vital encontrar una comunidad empática. Por eso Kleiman lanzó la campaña #speakthesecret, con la ayuda de la ilustradora Molly McIntyre, para crear cómics que retratan las luchas emocionales a las que se enfrentan las madres.

Espera que la campaña y su nuevo libro susciten una conversación sincera y abierta sobre las innumerables emociones a las que se enfrentan las madres.

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