Qué hacer cuando su hijo no quiere ir al colegio

Tanto si su hijo tiene cinco años como 15, probablemente haya tenido momentos en los que no quería ir al colegio. Desde la ansiedad y el agotamiento hasta la preocupación por perderse toda la diversión, en la mayoría de los casos se trata de una reacción normal. A veces, los niños también necesitan días de salud mental. Pero si su hijo evita constantemente ir al colegio, puede que se trate de un problema mayor. Evitar y/o negarse a ir al colegio puede ser un signo de problemas sociales o emocionales, problemas de desarrollo y/o acoso escolar. Cuando mi hija tenía cinco años, no quería ir al colegio porque un niño de la guardería se burlaba de ella.

Cómo afrontar el acoso escolar

La buena noticia es que hay formas de ayudar a su hijo y conseguir que vuelva a la escuela. Estas estrategias le ayudarán a conseguir (y mantener) a su hijo en el aula.

Tome en serio a su hijo

Los niños tienen días malos, igual que los adultos. Pero si su hijo se queja del colegio con regularidad y frecuencia, debería tomar nota. La evitación del colegio puede deberse a numerosos factores, como la ansiedad, las diferencias de aprendizaje, los problemas sociales y emocionales y el acoso escolar, entre otros. Sea cual sea la causa, su hijo debe ser visto y escuchado. Sus preocupaciones y quejas deben tomarse en serio.

Reconoce sus miedos

Pensamos que la guardería y los primeros cursos son fáciles, pero para los niños, ¡la escuela es un trabajo duro! Seguir las normas y practicar nuevas habilidades requiere energía y esfuerzo. Por eso, si tu hijo acaba de disfrutar de unas relajantes vacaciones de invierno o incluso ha estado enfermo en casa, es posible que decida que prefiere estar en casa a trabajar duro en el colegio.

Además, a partir de los 5 años, se produce un aumento natural de la ansiedad, ya que los niños empiezan a comprender que somos vulnerables. Por muy estable que sea su vida, los niños pueden desarrollar temores ante la muerte, las lesiones o la pérdida de uno de sus padres, sobre todo si aparece algo terrorífico en las noticias. Puede preocuparles que en el colegio les ocurra algo malo a sus padres -o a ellos mismos- y que no estén allí para protegerse. A esta edad, los niños disfrutan de su nueva independencia, pero también la temen.

Reduzca el "factor diversión "

Aunque algunos niños evitan ir al colegio porque tienen miedo de algo, otras veces no es tan grave, es decir, a veces los niños quieren faltar al colegio simplemente porque en casa se está mejor. La solución es hacer que quedarse en casa sin ir al colegio sea aburrido. Cuando tu hijo se queje de dolor de cabeza por la mañana, valora si realmente está enfermo. Si no hay fiebre, vómitos u otros signos reveladores, intenta que vaya al colegio. Puedes decirle: "Vamos a ver cuánto tiempo puedes quedarte en el colegio hasta que empieces a encontrarte mejor. Si sigues encontrándote mal, podemos ir al médico después de clase". Los días que su hijo se quede en casa, por supuesto que debe atenderle, pero evite darle tiempo frente a la pantalla o darle golosinas. Cuando sepan que un día de baja no es un día de juegos, estarán deseando volver a clase.

Averigua la situación

Es posible que a tu hijo le preocupe un problema concreto, desde el autobús hasta un matón, pero que no sepa expresar o entender qué es lo que quiere evitar. Si dice que no quiere ir al colegio porque le duele la barriga, ayúdele a relacionar las cosas diciéndole: "Sabes, a veces me duele la barriga cuando me preocupa llegar tarde. Pero si pienso en cómo llegar a tiempo, suele dejar de dolerme la barriga. ¿Qué te preocupa?". Puede que descubras que un niño se porta mal con él en clase o que teme que le tomen el pelo como ha visto en las noticias. La clave está en husmear, pinchar y preguntar.

Abordar el problema subyacente

Una vez descubierta la causa del problema, puede abordarla. Si, por ejemplo, tu hijo tiene dificultades académicas y eso le provoca ansiedad, puedes hacer que le evalúen para un IEP, o programa educativo individualizado. Estos planes ayudan a los niños a satisfacer sus necesidades educativas. Si tu hijo tiene ansiedad por la separación, es decir, si "te echa de menos", puedes trabajar con su profesor para elaborar un plan de transición. Por ejemplo, puede ser útil guardar un peluche o una foto de su familia en el cubículo de su hijo. Y si la causa es el acoso, hay que tratar con todas las partes implicadas. Considere la posibilidad de incluir a su hijo en la búsqueda de una solución al problema. Los niños pueden ser excelentes solucionadores de problemas si les damos la oportunidad de hacerlo.

Hable con su profesor

Además de abordar los problemas subyacentes con su hijo, puede y debe implicar a su profesor. Pregúntele cómo se comporta su hijo en clase. ¿Se muestra participativo o retraído? Pregúntele qué comportamientos notables ha observado, si es que ha visto alguno. ¿Qué han observado y qué observan? Y luego trabaja con el profesor para elaborar un plan. Los profesores son excelentes solucionadores de problemas. Pueden sugerirte formas de reintegrar a tu hijo en el aula.

Date cuenta de que puede haber problemas más profundos

Si tu hijo se resiste constantemente a ir al colegio, está tan angustiado que no puede parar de llorar o muestra otros signos de ansiedad como pesadillas o miedo a quedarse solo, pregunta a tu pediatra sobre la posibilidad de acudir a un terapeuta especializado en ansiedad infantil. Otra madre que conozco se dio cuenta de que algo iba mal cuando su hija estaba en primero de primaria. A Annie siempre le había preocupado decir o hacer algo incorrecto, pero se las arregló en la guardería con una profesora cariñosa. En primer curso, sin embargo, su ansiedad se agravó tanto que intentó orinarse encima con la esperanza de que su ropa estuviera demasiado mojada para ir al colegio. Tras dos años de terapia, Annie está progresando mucho y va bien en la escuela.

Dicho esto, vale la pena señalar que la evitación de su hijo puede ser diferente a la de Annie. Cuando mi propia hija quiere quedarse en casa y no ir al colegio, suele ser una manifestación física, un dolor de cabeza o de barriga. Pero el aspecto no importa; lo que importa es su gravedad. Si la resistencia de su hijo a ir al colegio es tan grave que está afectando a su vida cotidiana, un especialista en salud mental puede ayudarle.

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