Las ventajas de hacer menos cosas como madre

Si hay algo de lo que puedo dar fe desde que soy mamá, es cuando alguien dice: "No hay cansancio en el mundo como el cansancio de mamá". No mienten. El plato de una madre está constantemente desbordado con más cosas que hacer de las que podríamos tener tiempo de hacer. Pero, ¿tiene que ser así? ¿Es beneficioso hacer menos? ¿Es esa la clave para lograr una mayor satisfacción en la maternidad?

La idea de hacer menos puede sonar desalentadora para muchas de nosotras. Pero es posible (con un poco de intencionalidad y fuerza de voluntad) aligerar nuestra carga de maternidad y volver a priorizar lo que es y no es más digno de nuestro precioso y limitado tiempo. Aunque esto puede ser diferente para cada madre, cosecharás numerosos beneficios si haces menos.

Contenido rápido

Hacer menos es liberador para las madres

Entre el inevitable juego de comparaciones de las redes sociales, las conversaciones informales de los grupos de juego y la sociedad, las madres se enfrentan a mucha presión para hacerlo todo. Criar niños felices, sanos, considerados y brillantes. Apúntalos a deportes y actividades extraescolares cada temporada y llévalos a las actividades semanales. Planifique las fiestas de cumpleaños más dignas de Pinterest y las vacaciones familiares más emocionantes. Prepara las comidas más creativas y adecuadas para los niños.

Todo eso y más, además de las obligaciones cotidianas como el trabajo (o la crianza de los hijos las 24 horas del día, los 7 días de la semana), el cuidado del hogar y el mantenimiento de las relaciones. Todo ello dejando (esperemos) espacio para el autocuidado. Sin embargo, cuando abandonamos la idea de que debemos hacerlo todo, podemos empezar a respirar. Y disfrutar de la libertad de vivir la maternidad como lo que es: nuestro propio viaje. Y los beneficios de hacer menos no acaban ahí.

Hacer menos enseña a nuestros hijos equilibrio y descanso

Cuando dejamos de aspirar a hacerlo todo, empezamos a disfrutar de lo que "todo" importa. No sé tú, pero si yo pudiera elegir entre un tranquilo (a quién queremos engañar, probablemente todavía caótico) sábado por la mañana en casa, acurrucada en pijama con mis pequeños seres humanos disfrutando de dibujos animados y tortitas, o salir corriendo a la práctica de fútbol de un niño seguido por la cuarta cita de juegos de la semana de otro y nuestro tercer viaje a la tienda de comestibles en dos días, elegiría lo primero. Como madres, es fácil caer en el hábito de ir sin parar, día tras día. Cuando nos detenemos a preguntarnos por qué necesitamos hacerlo -y luego decidimos ir más despacio- enseñamos a nuestros hijos la importancia de no correr con el estómago vacío.

Hacer menos nos permite hacer más de lo que valoramos

Es natural que las madres queramos dar a nuestros hijos lo mejor de todo, experiencias incluidas. Sin embargo, ¿realmente intentamos hacerlo todo por ellos? ¿O estamos llenando el calendario de nuestra nevera con lo que nos interesa para nuestros hijos? Reducir la agenda familiar semanal nos permite replantearnos qué interesa a cada uno. Esto permite llenar las copas de todos con cosas realmente satisfactorias.

Hacer menos cosas beneficia nuestra salud y bienestar

Cuando llenamos nuestras listas de cosas por hacer con menos cosas innecesarias, tenemos más tiempo para centrarnos en ser lo más felices que podemos ser. Ya sea sumergiéndonos en la bañera durante 20 minutos, descansando el cuerpo, disfrutando de la naturaleza o alimentando la mente y el alma con una taza de té y un buen libro, este regalo no tiene fin. Cuando hacemos menos, damos ejemplo a nuestros hijos para que den prioridad a su salud y bienestar. Es una lección que apreciarán cuando crezcan y naveguen por sus hábitos de "hacer" frente a "ser".

Hacer menos nos

permite escribir nuestras historias de maternidad

Es fácil caer en la trampa de querer seguir el ritmo de los demás. Pero una de las ventajas de hacer menos es que nos permite escribir cada capítulo de nuestra maternidad de una forma auténtica para nosotras y nuestras familias. Cuando dejamos a un lado el ruido y miramos en nuestro interior para descubrir para qué merece la pena dedicar tiempo, podemos definir nuestras experiencias de maternidad según nuestros propios términos. Ahí es donde vive la verdadera alegría.

Consejos y trucos para hacer menos cosas

Recuerda quién eras antes de ser madre

Reflexionar sobre las aficiones y los intereses que tenías antes puede ayudarte a pensar en lo que quieres en la vida ahora. ¿Todo lo que tienes entre manos hace honor a lo que eres en el fondo? Si no es así, quizá sea el momento de replantearte lo que tienes entre manos.

Haz una lista de lo que funciona y lo que no para tu familia

Para ello es necesario que todos opinen y estén de acuerdo. Aunque los niños sean pequeños, hay que tener en cuenta su opinión sobre las actividades. Todos estarán más contentos cuando las decisiones se tomen conjuntamente.

Programe un tiempo regular de descanso y relajación

El tiempo de inactividad debe ser tan prioritario como todo lo demás y debe anotarse con papel y bolígrafo.

Establece límites y cíñete a ellos

Decir no es crucial para aprender a sentirse cómodo haciendo menos cosas. Establecer límites (con los demás y contigo mismo) puede requerir cierta práctica y acostumbramiento, pero te alegrarás de tener esta habilidad en tu caja de herramientas para volver a priorizar.

Ser madre puede ser agotador, pero no tiene por qué consumirlo todo. Es más, no tiene por qué ser agotador, y hacer menos cosas tiene sus ventajas. Aunque la presión de hacerlo todo como madre es real, la opción de bajar el ritmo y hacer menos también lo es. Cuando se trata de las decisiones que tomamos en la maternidad, dejar de lado el impulso de hacer más de lo que es saludable (para nosotras mismas y para nuestros hijos) puede ser exactamente lo que necesitamos para tenerlo todo.

Noticias relacionadas