La intuición de la madre es real y por eso debes confiar en ella

Cuando el hijo de 13 años de Kimberly Gervais le pidió ir a la playa en bicicleta con sus amigos, su instinto inicial fue decir que no. Aunque muchos niños del barrio de Little Silver, en Nueva Jersey, hacían la excursión, era un trayecto de 8 kilómetros y el tráfico era una locura debido a las playas abarrotadas. Después de mucho rogarle a su hijo, y al ver que los demás niños iban, Gervais hizo caso a la vocecita de su cabeza. Podía ir, pero tenía que llevar el casco, algo que se dio cuenta de que cada vez más niños dejaban de hacer al llegar a la adolescencia.

Treinta minutos más tarde recibió la llamada: su hijo había sido atropellado: Su hijo había sido atropellado por un coche. "Está bien en todos los sentidos, con los huesos rotos y con sarpullidos por todas partes, pero vivo", dice Gervais. "Tiene la cadera y los huesos de la pelvis rotos, y el médico dijo que el impacto fue masivo. Sin casco el resultado habría sido muy diferente".

Gervais se arrepiente de no haber hecho caso a su instinto o a la intuición de su madre y dice que no dejará que eso vuelva a suceder: "Esto me ha hecho sentir que no voy a dejar que mis hijos, ni otros padres, me presionen para hacer algo que me parece incorrecto o inseguro", dice. "Puede ser difícil, sobre todo con los adolescentes y los grados tan variados de lo que los padres dejan hacer a sus hijos. Lo último que me dijo fue: 'Por favor, mamá, déjame ir'".

Y luego está Clare T., una madre de dos niños en Boulder, Colorado, cuyo hijo se mantenía al día con sus compañeros de clase en el jardín de infancia y en el primer grado, pero ella sentía que algo estaba mal. Cada vez que acudía a sus profesores, le aseguraban que todo estaba bien. Su instinto le decía que no era así y le hizo una prueba privada. Resulta que es disléxico y necesita terapia del habla, así como terapia ocupacional para la motricidad fina: "Estoy muy contenta de haber hecho caso a mis instintos", dice.

Historias como estas son comunes entre las madres. Todas hemos oído esa vocecita en la cabeza o hemos sentido esa sensación en el estómago al tomar decisiones. Pero saber cuándo confiar en el instinto es un dilema que las madres conocen muy bien.

¿Qué es la intuición de mamá?

La intuición es la idea de tomar decisiones sin un razonamiento analítico. Los expertos afirman que las sensaciones viscerales son señales del cerebro al tracto gastrointestinal (GI) y viceversa. El doctor Antonio Damasio, neurocientífico y profesor de la Universidad del Sur de California, cree que las emociones desempeñan un papel fundamental en la toma de decisiones, y se refiere al instinto visceral como marcadores somáticos. Se trata de la idea de que las experiencias emocionales pasadas crean los sentimientos viscerales futuros.

No todos los expertos están convencidos de que las madres tengan una intuición específica, pero sí están de acuerdo en que pueden ser más sensibles o susceptibles a determinadas señales: "Es probable que las madres tengan diferentes prioridades o prejuicios que les hagan fijarse en cosas distintas", dice la doctora Sarah Blaffer Hrdy, antropóloga y autora de Mother Nature: Maternal Instincts and How They Shape the Human Species.

¿Cómo se explica esto? Comienza en el vientre materno. "La subida y bajada de las hormonas de la gestación a lo largo del embarazo, junto con el aumento de la oxitocina durante el parto, preparan a las madres para responder", dice el Dr. Hrdy. "La principal prioridad de una nueva madre suele ser asegurarse de que su bebé está a salvo, y tendrá un umbral bajo para percibir cualquier cosa que no esté bien".

Pero a veces lo que creemos que es la intuición de mamá, en realidad no lo es. En su lugar, es ansiedad disfrazada de nuestros sentimientos viscerales. La doctora Shimi Kang, psiquiatra, autora de El padre delfín, investigadora en neurociencia y madre de tres hijos, ha estudiado la diferencia: "El problema con nuestros instintos es que, cuando estamos desequilibrados, tienden a llevarnos en direcciones equivocadas", dice. "La intuición es el conocimiento innato que nos ha regalado la naturaleza y al que sólo podemos acceder en un lugar de conciencia tranquila. Los instintos pueden equivocarse, pero la intuición siempre tiene razón".

La doctora Judith Orloff, psiquiatra y autora de Guide to Intuitive Healing, está de acuerdo: "La intuición se presenta como algo neutro, sin carga emocional y casi impersonal: sólo información", dice. "El miedo, en cambio, tiene una gran carga emocional y puede estar relacionado con problemas de ansiedad que la madre no ha resuelto".

Cómo aliviar la ansiedad en la maternidad

Lo primero que debemos hacer como padres es reconocer realmente si lo que sentimos es real o está inducido por la ansiedad. Una buena manera de hacerlo es aprender a calmar la ansiedad.

La Dra. Orloff recomienda centrarse en el bienestar: "Desarrollar una práctica de autocuidado, ya que la intuición no puede ser evaluada cuando estamos en el sistema nervioso simpático/estrés", dice. Sugiere la práctica de la respiración y la práctica de la atención plena, la meditación y la gratitud como formas de estar mejor en sintonía con uno mismo y reducir los síntomas de ansiedad.

¿Otra técnica útil? La doctora Orloff dice que puede ser útil que las madres lleven un diario con sus cinco principales causas de ansiedad y sean conscientes de cuándo aflora cada una de ellas en sus vidas. "La ansiedad tiene una fuerte carga emocional frente a la intuición, que suele ser información neutra", añade. "Como una sensación de "¡Ajá!" o como si fueras un testigo viendo una película".

Y a veces, entender la diferencia entre intuición y ansiedad no puede hacerse solo: "Si la madre tiende a ponerse demasiado ansiosa por sus hijos, la ayuda de un profesional puede ser inestimable para ayudarla a descifrar sus propias ansiedades de las verdaderas intuiciones", dice el Dr. Orloff.

La terapeuta familiar Susan Caso, M.A., LPC, añade que la terapia puede ayudar a identificar lo que es realmente la verdadera intuición: "Cuando los clientes comienzan a asesorarse conmigo, a menudo piensan que voy a darles respuestas, consejos y dirección", dice. "Mi trabajo es realmente guiarles para que encuentren sus propias respuestas. Se podría decir que les ayudo a despertar su voz interior, a ganar confianza en su propia voz y a ayudarla a hablarles más fuerte."

Cuándo confiar en la intuición de tu madre

Todavía puede ser un reto determinar cuándo debemos escuchar esa voz, incluso cuando sabes que no es inducida por la ansiedad, sobre todo si hay otras personas que intentan silenciarla o contradecirla. A veces, dejamos que lo que piensan los demás empiece a ahogar nuestra propia intuición.

"Nuestra vocecita puede ser acallada por el miedo: lo que hacen los demás, lo que dirían los demás, lo que piensan los demás que debo hacer", dice Caso, "acabamos asimilando demasiadas opiniones y nos confundimos más". Un buen proceso consiste en escuchar las tripas y dejarse llevar por su voz. No hay nada malo en consultar a alguien de confianza, pero no a costa de perder por completo tu propia voz."

Glennon Doyle, madre de tres hijos y autora del best-seller del New York Times Untamed, cree que todas las respuestas -ya sea un problema de crianza o cualquier otro asunto de la vida- están dentro de uno mismo. En Untamed, lo llamo nuestro 'Saber'", dice, "a veces confiar en nuestro 'Saber' como madre puede significar estar en desacuerdo con las ideas, los miedos y las preocupaciones de quienes nos quieren, incluso de nuestras propias madres".Si nos comprometemos a vivir como modelos para nuestros hijos, en lugar de como mártires, acabaremos criando hijos que confíen en sí mismos y que vivan desde su propio "saber", lo cual, para mí, es el valor más importante que podemos transmitir a nuestros hijos", afirma.

Al fin y al cabo, tú eres quien mejor conoce a tus hijos. Si puedes descartar que la ansiedad o el miedo sean la base de una sensación o intuición concreta, es inteligente confiar en tu "instinto de madre".

Noticias relacionadas