Cuidar las tetas durante la lactancia

La lactancia materna es una experiencia maravillosamente natural que aporta infinitos beneficios tanto a la madre como al bebé. Pero, seamos sinceros, dar el pecho puede ser duro.

Puede parecer una experiencia pacífica y tranquila desde fuera, pero bajo la superficie suele ser un proceso físicamente agotador, sobre todo al principio.

No es de extrañar que la lactancia materna resulte agotadora: desde los pezones doloridos y los pechos doloridos hasta las posturas incómodas y el bebé que no se agarra al pecho.

El cuidado de los pechos es una parte importante del éxito de la lactancia, ya que ayuda a prevenir dolores, molestias e infecciones.

Veamos cómo ser amable con esas preciosas partes de tu cuerpo que proporcionan confort, vinculación y la mezcla perfecta de nutrientes, vitaminas y anticuerpos para ayudar a mantener a tu bebé sano, nutrido y en crecimiento.

Cuida tus pechos durante la lactancia

Aquí tienes algunos consejos esenciales para dar a tus pechos el cariño que se merecen durante toda la lactancia:

Mantenlos secos y deja que respiren

Mantenlos secos: Las pérdidas de leche son normales, al igual que los sudores nocturnos posparto, pero es importante mantener los pechos lo más secos posible para evitar irritaciones cutáneas, infecciones y mantener la integridad de la piel del pezón.

Para evitar la proliferación de bacterias, utiliza discos de lactancia transpirables que absorban rápidamente la leche y el sudor, y cámbialos con frecuencia cada vez que se humedezcan.

Nutre la piel seca

Mantente hidratada: Beber mucha agua ayuda a mantener la producción de leche y a prevenir la deshidratación, que puede provocar sequedad y grietas en los pezones. Bebe al menos entre 8 y 10 vasos de agua al día, o más si haces ejercicio o el clima es cálido. Utiliza un bálsamo o crema nutritiva y natural para los pezones, como la lanolina. La hidratación es importante porque ayuda a prevenir y curar los pezones doloridos o agrietados. Mantiene la piel suave e hidratada, reduciendo la fricción y la irritación. Además, protege los pezones de daños mayores y del riesgo de infección.

Calma y refresca tus pez ones

Cuida tus pezones: Intenta ducharte a diario, aunque sea rápidamente, pero utiliza sólo agua para lavarte los pechos. Los jabones y geles de ducha pueden eliminar los aceites naturales y provocar sequedad e irritación. Sécate con una toalla y deja que los pezones se sequen al aire siempre que sea posible. No es necesario limpiarse los pezones entre las tomas. Aplicar algo frío en los pechos puede proporcionar un alivio instantáneo, calmante y dulce de las molestias y el dolor, al tiempo que reduce la inflamación de la zona. Puedes probar el viejo remedio de la hoja de col, o tal vez prefieras usar compresas frías, o algo diseñado específicamente para este fin, como los discos de hidrogel para el pecho. Incluso puedes guardarlos en la nevera para refrescarte más.

Utiliza sujetadores con soporte

Utiliza un sujetador con soporte: Llevar un sujetador de lactancia bien ajustado o un sujetador de copa blanda, de día y de noche, proporciona sujeción y comodidad. Evita los sujetadores ajustados o con aros, ya que pueden obstruir los conductos galactóforos y aumentar las probabilidades de infección.

Comprueba el agarre y la posición

Consigue un buen agarre: Un mal agarre puede provocar dolor e incluso dañar los pezones, por lo que, aunque creas que tu bebé se agarra bien, es una buena idea consultar a un especialista en lactancia para estar segura. También es importante utilizar la postura correcta para amamantar, así que experimenta con ellas y encuentra las que os resulten más cómodas a ti y a tu bebé.

Sigue dándole el pecho

Tómate descansos: Aunque puede resultar tentador dar un "respiro" a tus pezones y espaciar más las tomas, tu bebé necesita alimentarse a demanda para crecer, estar sano y aumentar y mantener tu producción de leche. Por no hablar de que también ayuda a fomentar el vínculo afectivo entre tú y tu bebé, es importante para su desarrollo neurológico y emocional y contribuye a regular sus ciclos de sueño.

Inspeccione regularmente sus senos para detectar signos de infección

Si presenta alguno de estos signos, póngase en contacto con su proveedor de atención sanitaria lo antes posible:

  • Comprueba si hay algún signo de enrojecimiento o erupción en las mamas o alrededor de los pezones.
  • Busca cualquier signo de hinchazón o sensibilidad en las mamas o alrededor de los pezones.
  • Comprueba si hay secreciones en las mamas o los pezones.
  • Inspeccione los pezones para detectar grietas, hemorragias u otros signos de irritación.
  • Siente si hay bultos o zonas duras en los pechos.
  • Asegúrate de que la zona que rodea los pezones está libre de conductos obstruidos o infecciones.
  • Comprueba si hay signos de infección, como fiebre, escalofríos, dolor o mal olor.

Recuerda que cuidar tus pechos durante la lactancia es importante tanto para ti como para tu bebé. Si te cuidas, estarás en mejores condiciones de proporcionar a tu bebé el alimento y el bienestar que necesita.

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