Una prueba auditiva podría detectar el autismo en recién nacidos, según un estudio

Una prueba auditiva podría detectar el autismo en recién nacidos, según un estudio

Mientras los informes muestran un aumento de los casos de autismo en todo el mundo, un nuevo estudio ofrece esperanzas de diagnósticos más precoces e intervenciones más eficaces. Obtenga más información sobre cómo los resultados de una prueba rutinaria de audición pueden cambiar el futuro de los niños nacidos con autismo.

¿Qué descubrió el estudio?

A partir de los datos recogidos durante un estudio de la Facultad de Medicina de Harvard y la Universidad de Miami en 2020, investigadores de la Universidad Rutgers examinaron las fluctuaciones de las ondas cerebrales registradas durante la prueba de respuesta auditiva del tronco encefálico (ABR). Esta prueba, que se utiliza de forma rutinaria para evaluar la audición de los recién nacidos, consiste en que los médicos hagan sonar clics a los bebés dormidos, cuya respuesta cerebral se registra mediante electrodos blandos.

Los investigadores descubrieron que los recién nacidos que posteriormente recibieron un diagnóstico de trastorno del espectro autista (TEA) presentaban retrasos pronunciados en las respuestas de su tronco encefálico a los sonidos, así como un acceso reducido a las frecuencias sonoras. De media, estos recién nacidos tenían un retraso de 1,76 milisegundos en la respuesta, en comparación con los recién nacidos que se desarrollaron de forma neurotípica.

Los autores del estudio creen que, con muy poco esfuerzo y coste, estos nuevos análisis podrían añadirse a las pruebas rutinarias para crear una herramienta universal de cribado del descarrilamiento del neurodesarrollo y los primeros signos de alerta del autismo. Aunque no se trata de un diagnóstico propiamente dicho, este cribado proporcionaría la referencia más temprana para saber qué niños necesitan más pruebas y un estudio diagnóstico.

¿Por qué es tan importante el diagnóstico precoz del autismo?

El cerebro se desarrolla a un ritmo muy específico que permite aprender ciertas habilidades en determinados momentos más que en otros. Por ejemplo, hace años que las investigaciones señalan la importancia de enseñar idiomas a los niños a una edad temprana, cuando los circuitos cerebrales aún son flexibles y están abiertos a nuevas conexiones. En pocas palabras, a mayor edad, el cerebro se estanca y se vuelve menos receptivo a la información nueva.

Del mismo modo, los estudios demuestran que la mayoría de los trastornos del neurodesarrollo relacionados con el cerebro están presentes antes o en el momento del nacimiento. Durante los primeros 3 ó 4 años antes de que se diagnostique el autismo, el cerebro de los niños muestra una plasticidad extrema, lo que les hace más receptivos a las terapias de intervención y apoyo. Cuanto más tarde se diagnostica el autismo, más se forman los circuitos cerebrales, lo que dificulta las intervenciones y las hace menos eficaces, lo que repercute directamente en la capacidad de los niños para desenvolverse con facilidad en las interacciones sociales y la comunicación.

Independientemente de si los padres pueden esperar ver un cribado como éste en los próximos cinco años o en la próxima década, ¡sin duda se vislumbra un futuro emocionante y optimista para la detección y el tratamiento precoz del autismo!

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