¿Cuáles son las señales de advertencia de la parentificación?

La mayoría de las veces, padres e hijos tienen deberes claramente definidos: El padre cuida del niño, y el niño se centra en su crecimiento y desarrollo. Pero a veces estos papeles se invierten y el niño se encuentra actuando como cuidador, fenómeno conocido como parentificación. En esta situación, un niño puede asumir responsabilidades de adulto como limpiar la casa, mediar en conflictos familiares o incluso cuidar del bienestar emocional de su progenitor. Esta inversión de roles es perjudicial para los niños y puede tener efectos emocionales y mentales negativos duraderos.

Los niños parentificados "aprenden que sus propios sentimientos y necesidades son amenazas", explica la doctora Becky Kennedy, psicóloga clínica licenciada en Nueva York. Sigue leyendo para saber más sobre el fenómeno de la parentificación: por qué se produce, cómo detectar las señales de alarma y cómo afecta al desarrollo infantil.

Fui padre de mi hermano cuando era niño y así es como cambió mi vida Tipos de parentificación

La parentificación se produce cuando un padre se apoya indebidamente en su hijo, desdibujando los papeles entre padre e hijo. Las investigaciones sugieren que más de un millón de jóvenes estadounidenses sufren parentificación.

"En una relación padre-hijo sana, el progenitor cuida del niño y le ofrece tanto apoyo instrumental (comida, cobijo, estructura diaria) como apoyo emocional incondicional (amor, afecto, orientación, normas)", explica la doctora Aude Henin, codirectora del Programa de Terapia Cognitivo-Conductual Infantil del MGH. "Cuando un progenitor es incapaz de ofrecer estas cosas de forma sistemática, el niño puede llegar a ser parentizado, y verse en la situación de tener que cuidar del progenitor".

Según los expertos, hay dos tipos de parentificación: emocional e instrumental.

Parentificación emocional

Los niños que experimentan parentificación emocional pueden dar consejos sobre situaciones de adultos, calmar discusiones domésticas o consolar a sus hermanos en momentos difíciles. No suelen recibir el mismo apoyo emocional de sus padres. Los padres "confían secretos a sus hijos o acuden a ellos en busca de consuelo emocional, en lugar de viceversa", dice el Dr. Kennedy.

El Dr. Kennedy pone un ejemplo: Un padre llega 30 minutos tarde a recoger a su hijo al colegio. Cuando por fin llega, dice: "¡He tenido el peor día en el trabajo! El niño aprende a tranquilizar al progenitor diciéndole: "Vaya, lo siento, parece que ha sido un día muy duro" (si el niño compartiera sus propios sentimientos, como el miedo y la preocupación por el retraso de su progenitor, sería reprendido). El progenitor podría decir: "¡Lo hago todo por ti! Ni siquiera sabes qué día he tenido"). En esencia, el niño aprende a alejar sus propios sentimientos.

¿Cuál es tu estilo de crianza? Parentalidad instrumental

Con la parentalidad instrumental, los niños se encargan de tareas prácticas como pagar las facturas, preparar la cena, hacer la lista de la compra, reservar citas médicas y preparar a sus hermanos pequeños para ir al colegio. Estas tareas pueden estar por encima de su nivel de capacidad y comprensión.

Tenga en cuenta, sin embargo, que no todas las responsabilidades de la infancia se consideran parentificación, y que asignar a los niños tareas domésticas como los quehaceres puede ser una herramienta de desarrollo útil. Si no está seguro de si las interacciones entre padres e hijos son saludables, la Dra. Henin sugiere hacerse dos preguntas:

  1. "¿Las necesidades de quién se satisfacen?"
  2. "¿La exigencia es apropiada para la edad?".

"Es saludable que a un niño se le asignen tareas apropiadas para su edad para que desarrolle su sentido de la competencia y la responsabilidad y aumente sus habilidades", dice la doctora Henin. "También es razonable que los niños mayores asuman más responsabilidades durante breves periodos de tiempo (por ejemplo, si el padre o la madre tienen la gripe durante unos días). Estas situaciones son muy distintas de la desatención asociada a las exigencias omnipresentes, persistentes e intensas que se imponen a un niño parentizado."

¿Por qué se produce la parentificación?

Al igual que cada hogar es diferente, las razones de la parentificación también lo son: "Normalmente se produce porque el progenitor sufre algún tipo de discapacidad física o emocional que afecta a su capacidad para asumir el papel de cuidador fiable y predecible", explica la Dra. Henin. Puede tratarse de una adicción, una discapacidad o una enfermedad mental o física.

Otras veces, los acontecimientos de la vida empujan a los padres al proceso de parentificación. Por ejemplo, si uno de los progenitores fallece, el otro puede necesitar que su hijo se haga cargo de las tareas del hogar. Las dificultades económicas también pueden llevar a un progenitor a aceptar otro trabajo, lo que le deja menos tiempo para las tareas domésticas. Por último, algunos padres son simplemente negligentes, lo que crea la tormenta perfecta para la parentificación.

Los niños siempre se preguntan: "¿Quién tengo que ser para recibir amor, atención, seguridad y estabilidad en esta familia?", dice el Dr. Kennedy, "Tienen que averiguarlo para sentirse seguros desde el punto de vista del apego". Si los niños se dan cuenta de que cuidar de sus padres les proporciona esos sentimientos de amor y estabilidad, asumirán ese papel de cuidadores, aunque esté más allá de sus capacidades de desarrollo.

7 maneras de criar a un niño resiliente ¿Cómo afecta la parentificación a los niños?

Gestionar las responsabilidades de un adulto es estresante, así que no es de extrañar que los niños también se vean afectados negativamente por esta presión: "Los niños aprenden que sus propias necesidades y sentimientos son una amenaza para su sistema de apego" o su seguridad, dice el Dr. Kennedy. Como los niños parentizados no reciben validación de sus sentimientos, se ven obligados a afrontarlos solos, lo que a menudo les lleva a culparse a sí mismos y a dudar de sí mismos.

El estrés crónico de la parentificación puede manifestarse en forma de ansiedad, depresión y otros problemas de salud mental. Según The Developmental Implications of Parentification, la parentificación también se ha asociado a comportamientos agresivos o perturbadores, problemas académicos, consumo de sustancias y dificultades sociales: An Examination on Ethnic Variation and Loneliness. "Puede exponer al niño a problemas emocionales que no está preparado para manejar y causarle niveles crónicos de estrés", dice la Dra. Henin.

Añade que la parentificación interfiere en la capacidad del niño para participar en actividades apropiadas para su desarrollo. En general, a los niños parentificados se les impide tener una infancia "normal" porque crecen deprisa.

Recursos gratuitos de salud mental para familias

Los efectos de la parentificación pueden perdurar también en la edad adulta, "causando más disfunciones a lo largo de la vida del individuo parentificado", escribe Engelhardt. Esto podría manifestarse como ansiedad por ser independiente, miedo al abandono, ira y resentimiento, dificultades con la confianza o evitación de la intimidad, dice la Dra. Henin. "También puede ser difícil para los adultos que fueron parentificados de niños establecer límites y expectativas adecuadas con sus propios hijos."

Además, "la parentificación en la infancia suele estar relacionada con la codependencia en la edad adulta", añade el Dr. Kennedy. Los niños que han sido parentificados aprenden a alejar sus propios sentimientos y necesidades, que ven como una amenaza. Como consecuencia, siempre se centran en los demás, en lugar de atender a lo que ellos mismos sienten, lo que puede llevarles a mantener relaciones muy tóxicas", dice el Dr. Kennedy. Pueden buscar relaciones con personas que rechazan o ignoran sus necesidades porque les resulta familiar.

Sin embargo, es importante señalar que las consecuencias de la parentificación no siempre son malas. Muchas personas que fueron parentizadas desarrollan fuertes tendencias de cuidado, empatía e inteligencia emocional. También muestran "una mayor competencia interpersonal y una cohesión familiar más fuerte, así como niveles más altos de individuación, diferenciación de la familia y autodominio y autonomía", sobre todo si el niño experimenta "un bajo nivel de parentificación y cuando los esfuerzos del niño son reconocidos y recompensados por figuras adultas", dice Engelhardt.

Comprender los efectos a largo plazo del trauma infantil Superar la parentificación

Los niños que han sufrido parentificación no necesitan necesariamente tratamiento. Pero si sufren algún efecto negativo, como ansiedad o depresión, puede ayudarles acudir a un profesional de la salud mental. Éste puede ayudar a decidir cuál es el mejor tratamiento, que suele ser terapia cognitivo-conductual (TCC) o terapia familiar.

Depresión en los niños: cómo reconocer los síntomas y obtener tratamiento

"Cuanto antes se identifique la dinámica poco saludable entre padres e hijos, mejor estará el niño", dice la Dra. Henin. "Es importante abordar la situación sin juzgar al niño o al padre, y reconocer que la familia suele hacer lo mejor que puede para hacer frente a la situación, aunque el resultado no sea saludable", y añade que es esencial identificar los problemas subyacentes que contribuyen a la parentificación, y luego ofrecer apoyo y recursos en consecuencia.

A veces, los adultos que fueron parentizados durante la infancia también se benefician del tratamiento. Si sospecha que puede haber sido parentizado de niño, busque ayuda profesional de un terapeuta cualificado o de otro profesional de la salud mental. Curarse a sí mismo también le ayudará a mejorar sus propias estrategias de crianza.

La Dra. Kennedy también habla de un método llamado "reparentificación": "Siempre empezamos con compasión hacia nosotros mismos y nos preguntamos: "¿Cómo pueden estar perjudicándome las formas en que tuve que aprender a adaptarme para sobrevivir en mis primeros años? Nuestros cuerpos dudan en luchar contra esta pauta tan arraigada, añade, pero el "trabajo con el niño interior" puede ayudar. A menudo, esto implica descubrir lo que uno quiere y lo que necesita, aprender a confiar en los demás y recablear la forma en que el cerebro ve el apego y la autoestima.

Si quieres saber más, échale un vistazo al taller del Dr. Kenneday, titulado "Reparenting Ourselves: Construyendo nuevos caminos para el autocuidado y la autoestima".

Noticias relacionadas