Cómo evitar criar a un niño con derechos

"Pero yo lo quiero... ¡Ya!". Como padres, casi todos tenemos un momento en el que nuestro hijo tiene derecho, es malcriado o simplemente desagradecido. Se olvidan de decir "por favor" y "gracias", o después de recibir un regalo especial o una sorpresa, exigen algo más o no muestran agradecimiento por lo que han recibido. Todos sabemos que nuestros hijos pasan por una fase de desarrollo del "yo, mío, ahora".1

Aunque entendemos que es normal, los padres tampoco quieren criar hijos desagradecidos y con derechos. Tener hijos agradecidos y respetuosos es algo más que enseñarles a ser educados. Se trata de desarrollar una mentalidad o forma de verse a sí mismos y su posición en el mundo, pero también de comprender y tener en cuenta las necesidades de los demás.2 Si ha observado que, en ocasiones, su hijo tiene un sentido del derecho, hay formas de apoyarle para que aprenda a ser más agradecido y empático.

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¿Cuáles son algunos de los signos del derecho?

La definición de niño con derecho es la creencia de que merece un trato especial o ciertos privilegios o de que está exento de las expectativas sociales habituales.3 A pesar de tener seis tipos de los muñecos de acción más chulos, se queja o exige el séptimo porque "no es justo" que no lo tenga. Algunos de los principales signos de derecho son:3

    Falta de responsabilidad: Consiste en culpar a otras personas de sus propios errores o defectos. "Tengo malas notas porque mi profesor me odia".

    Gratificación instantánea: Esperar recibir inmediatamente lo que se desea.

    Creer en sus derechos: Todo el mundo tiene derechos, incluidos los niños. Pero no se trata de derechos humanos básicos. Se trata de esperar que se merecen cosas por no hacer nada o que sus derechos prevalecen sobre los de los demás. "Merezco tener todos los caramelos de Halloween y no quiero compartirlos con ningún otro niño. Son míos".

    Dificultad para afrontar la frustración: No saben manejar los sentimientos que afloran cuando las cosas no salen como ellos quieren o no consiguen lo que desean.

¿Qué causa el derecho?

La investigación no es clara en cuanto a las causas exactas del derecho. Pero la literatura apunta a cosas como:4,5

    El entorno en el que crece una persona

    Cómo educan o tratan a alguien sus padres u otras figuras de autoridad (ser un compañero y no un padre, tener normas o límites limitados, sobornar, no decir que no, etc.).

    Si los adultos resolvían los problemas por ellos (lo que crea una falta de responsabilidad o de rendición de cuentas).

    Acontecimientos o circunstancias de la vida que les hacen sentirse especiales

    Ciertas enfermedades mentales, como el trastorno narcisista de la personalidad (tenga en cuenta que los niños con derechos no son necesariamente narcisistas, pero comparten rasgos similares, y las personas con narcisismo muestran un sentido de derecho, entre otros síntomas).

    Medios de comunicación que fomentan el materialismo, el comercialismo y el individualismo

Todas estas cosas pueden influir en la forma en que una persona ve el mundo y, a su vez, en lo que espera de los demás. Si a alguien se le educa en la creencia de que los demás le solucionarán los problemas o de que no necesita pensar en las necesidades de los demás (sus propias necesidades son más importantes o valiosas), esto puede dar lugar a que el niño se convierta en un niño con derechos.

Estrategias para abordar y evitar el comportamiento autoritario

Si ha observado algún comportamiento autoritario en su hijo, no es demasiado tarde para inculcarle el sentido de la responsabilidad y cambiar su actitud. Hay muchas formas de aprender a "desenvolver" a un bebé o a un niño, entre ellas:

Darles tareas

No me refiero a actividades con las que ganen dinero. Me refiero a acciones o comportamientos que contribuyen al funcionamiento de la casa: recoger lo que ensucian, ayudar a preparar la cena o poner la mesa, llevar la ropa sucia a la lavadora, etc. Los niños que hacen tareas domésticas (incluso a partir de los 3 años) tienden a sentir una mayor autoestima, son más responsables y rinden más cuentas, pueden retrasar mejor la gratificación y son más capaces de gestionar sentimientos importantes como la frustración.6

Ayudarles a gestionar sus emociones

Un elemento clave de la arrogancia es ser incapaz de afrontar la frustración o cuando las cosas no salen como uno quiere. Y una solución a esto es ser capaz de gestionar las grandes emociones. Esto significa ayudarles a poner nombre a sus emociones y desarrollar estrategias para calmarse o tranquilizarse.7

Aumentar su res iliencia

Es la capacidad de una persona para recuperarse tras un contratiempo o afrontar una decepción. Se puede aumentar la resiliencia enseñándoles a fijarse objetivos, centrándose en los pasos que dan para completar las actividades y en su actitud o sus valores más que en el resultado. Por ejemplo, diciéndoles: "Te has esforzado y no te has rendido", frente a "Qué bien que hayas ganado esa carrera". 7

No hacer todo por ellos

Otra forma de aumentar la resiliencia es dejar que nuestros hijos resuelvan algunas cosas sin nuestra interferencia. Vale, es duro ver a nuestros hijos fracasar o enfadarse, pero les estamos quitando habilidades esenciales para la vida y autoestima cuando nos apresuramos a arreglar las cosas o no les permitimos aprender a resolver problemas por sí mismos.

Enseñarles a tener una actitud de gratitud

Si nos centramos en enseñar a nuestros hijos a ser agradecidos, es un antídoto maravilloso contra el exceso de derechos. Aprenden a estar agradecidos por lo que tienen y a no obsesionarse con todo lo que quieren. Puedes hacer una actividad diaria de agradecimiento durante la cena, decir "por favor" y "gracias", o enseñarles a compartir lo que agradecen u otros ejercicios y actividades de agradecimiento. Asegúrate de que sea por las pequeñas cosas cotidianas y por las grandes cosas especiales.8

Ampliar su círculo de preocupación

Asegúrate de que, como familia, eres consciente de los que te rodean. No necesariamente tienes que donar dinero o incluso tu tiempo. Hay muchas formas estupendas de hacer que tu hijo piense en los demás, como leer libros o ver determinados programas de televisión y documentales para que conozca otras formas de vida, donar objetos viejos o en desuso y enviar tarjetas a familiares o amigos que no se encuentren bien.

Es normal que los niños sean egocéntricos y exigentes, que actúen como si el mundo girara a su alrededor. Esperamos que estos comportamientos se reduzcan con el tiempo y a medida que envejecen. O probamos estrategias para aumentar su resiliencia, responsabilidad y empatía. En la mayoría de los casos, los padres sólo intentan ayudar a sus hijos o no quieren que sufran o se angustien. Recuerde que los fracasos y los retos son acontecimientos vitales que ayudan a su hijo a desarrollar habilidades esenciales.

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