Por qué no debe repartirse la responsabilidad parental al 50

En la locura de las responsabilidades parentales, incluso las frustraciones más simples pueden causar un efecto dominó en la familia. Por ejemplo, supongamos que Jack necesita su dosis de cafeína para empezar bien el día. Cansado tras una noche de sueño interrumpido por las rabietas de su hijo y un recién nacido inquieto, su rutina matutina se descarrila cuando no puede disfrutar de su café con leche casero favorito. Su mujer, Sarah, que hace la compra, se olvidó de comprar su leche de avena. Así que Jack, malhumorado y bajo los efectos de la cafeína, le manda un mensaje a Sarah para contarle su error: "Has olvidado la leche de avena". Esas cuatro palabras ponen patas arriba la mañana de Sarah. Sus emociones se disparan y rompe a llorar de rabia.

Este pequeño intercambio pone de relieve una cuestión mucho más amplia: el reparto de las responsabilidades domésticas y parentales. Los padres se enfrentan a retos diarios que pueden fortalecer o tensar sus relaciones. La crianza de los hijos requiere el compromiso conjunto de ambos miembros de la pareja y, a medida que evolucionan las normas sociales, también lo hace el concepto de reparto de las responsabilidades parentales. Aunque el reparto ideal de estas obligaciones al 50% puede parecer justo, a menudo se queda corto en la práctica.

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Limitaciones de un enfoque 50/50 de las responsabilidades parentales

Dividir las responsabilidades parentales por igual entre los miembros de la pareja no siempre se ajusta a la realidad de la crianza de los hijos. Algunos días, semanas, meses e incluso años en una pareja pueden requerir que uno de los progenitores asuma más que el otro. Es un equilibrio delicado e íntimo, propio de cada familia. Factores como los horarios de trabajo, las fortalezas individuales, la salud o las necesidades individuales de un niño pueden influir significativamente en la eficacia de un reparto al 50%. Además, es crucial tener en cuenta el bienestar emocional de ambos progenitores. Esforzarse por conseguir un reparto exacto al 50% de las responsabilidades parentales puede crear una presión y una tensión indebidas, que pueden conducir al agotamiento y al resentimiento.

En Estados Unidos, las encuestas muestran que las parejas heterosexuales casadas o en pareja suelen ceñirse a los roles tradicionales a la hora de repartirse las tareas domésticas. De más de 3.000 parejas que respondieron a una encuesta de Gallup en 2020, la mujer en la relación es la principal responsable de tareas como lavar la ropa (58%), limpiar la casa (51%) y preparar las comidas (51%). Por el contrario, los hombres llevan la voz cantante en el mantenimiento del coche (69%) y las tareas del jardín (59%). Estas estadísticas revelan la persistencia de una división del trabajo basada en los roles tradicionales de género dentro de los hogares.1

Dividir las responsabilidades parentales puede crear estrés

Según la Dra. Wendy Whinnery, asesora de salud mental, intentar dividir las responsabilidades por la mitad puede causar tensión y estrés en ambos miembros de la pareja.

"Uno de los progenitores puede tener que viajar más lejos por trabajo que el otro y puede tener menos flexibilidad para ausentarse para adaptarse a las necesidades de la familia. Esto puede suponer un estrés añadido para el otro progenitor, que puede tener que asumir la mayoría de estas obligaciones durante la semana laboral", explica. "Puede que tengan que dejar su propio trabajo en caso de que el niño enferme, o para acudir a citas, lo que supone una pérdida de ingresos y posibles tensiones con su empleador. Algunos padres también tienen que viajar por trabajo, dejando al otro progenitor "a cargo del fuerte" en su ausencia. Esto puede provocar discordia entre los padres y una relación tensa con el progenitor 'ausente'".

Cuando las personas se sienten abrumadas, el Dr. Whinnery explica que una respuesta típica es proyectar sentimientos negativos en las personas más cercanas.

"La desconexión dentro de la familia puede provocar problemas conyugales, problemas de disciplina y problemas de salud mental, como vergüenza, culpa, ansiedad y depresión", afirma el Dr. Whinnery.

Reconocer y utilizar los puntos fuertes individuales puede fomentar un entorno más armonioso, permitiendo a los padres prosperar en sus respectivas funciones al tiempo que se apoyan mutuamente. Las investigaciones indican que compartir con éxito las responsabilidades parentales mejora el desarrollo social y emocional del niño cuando los padres se centran en el esfuerzo y la equidad, no en la igualdad. La igualdad significa lo mismo para todos, mientras que la equidad aborda el desequilibrio reconociendo que hay que hacer ajustes porque no todos empezamos en el mismo sitio. Se trata de que los padres se esfuercen por igual en la crianza, pero que sean justos a la hora de repartir las tareas (quién es capaz y está disponible, etc.), en lugar de un reparto equitativo al 50%.2

Encontrar un equilibrio en las responsabilidades parentales

En lugar de adherirse rígidamente a un reparto 50/50, es más saludable establecer líneas abiertas de comunicación y mantener conversaciones periódicas sobre las responsabilidades parentales. Jacqueline Olds, profesora asociada de psiquiatría de la Facultad de Medicina de Harvard, resumió las expectativas poco realistas que las parejas modernas se imponen mutuamente cuando lo describió a la Gaceta de Harvard. Dice que los padres jóvenes suelen sentirse presionados para criar a sus hijos a la perfección, aun a riesgo de sus relaciones.

"Hay demasiada presión, desde mi punto de vista, sobre lo que debe ser una pareja romántica", afirma. "Debería ser tu mejor amigo, tu amante, tu pariente más cercano, tu compañero de trabajo, tu co-padre, tu compañero de deporte. Hay tanta presión sobre el papel del cónyuge que, por supuesto, todo el mundo no es capaz de estar a la altura".

6 consejos para dividir las responsabilidades parentales

He aquí algunos consejos prácticos que debe tener en cuenta a la hora de dividir las responsabilidades parentales:

1. Evalúe los puntos fuertes de cada uno

Dedique tiempo a reconocer los puntos fuertes y débiles de cada miembro de la pareja en las tareas de crianza. Por ejemplo, digamos que su pareja odia cocinar mientras que a usted le resulta relajante y divertido. O puede que a él le resulte terapéutico limpiar mientras que a ti te da grima pensar en un fregadero lleno de platos. En esa dinámica, puede que no sea justo ni lógico que uno de los miembros de la pareja espere que el otro cocine la mitad de la semana sólo porque esa sería la forma "equitativa" de repartir esta tarea. En su lugar, centrarse en lo que a cada uno le gusta tiene más sentido y puede aliviar la frustración. Además, cuando uno de los dos cocine, puede entenderse que el otro limpie después de la comida. Asignar responsabilidades en función de los puntos fuertes de cada uno puede crear una dinámica más eficaz y solidaria.

2. Haz una lista y aprende

Haz una lista de las tareas de las que eres responsable y pídele a tu pareja que haga lo mismo, después repásalas cuando ambos estéis en un buen momento mental. Tal vez la hora de la siesta o después de que los niños se hayan ido a la cama sea un mejor momento para hablar que en el coche mientras llegas tarde al entrenamiento de fútbol o después de una noche terrible de sueño en la que estás abrumado. Ver y revisar una lista física del reparto de las responsabilidades parentales puede abrir los ojos a la oportunidad de reimaginar los papeles y cambiar el horario al que se han acostumbrado. Recuerda que no se trata sólo del número de tareas de la lista, sino también de las cosas ocultas, como la planificación previa, el tiempo, el esfuerzo, etc., que se necesitan para completar una tarea.

3. Comuníquese y colabore

Comuníquese regularmente con su pareja sobre los retos y triunfos de la crianza. Discutir las expectativas, necesidades y preocupaciones puede ayudarle a encontrar un término medio que se ajuste a las preferencias de ambos. Las investigaciones han demostrado que los cónyuges que permanecen juntos saben discutir sin ser hostiles, asumen la responsabilidad de sus actos y responden rápidamente a los deseos del otro de reparar la relación.3

4. La flexibilidad es la clave

Acepta la idea de que las responsabilidades parentales no siempre pueden repartirse a partes iguales. Durante ciertas fases de la carrera profesional de tu pareja, su carga de trabajo puede ser tan exigente que limite su capacidad para asumir muchas tareas domésticas y responsabilidades parentales. Sin embargo, puede llegar un momento en que otras circunstancias de la vida le alejen, lo que pone de relieve la importancia de la flexibilidad y el trabajo en equipo para hacer frente a las exigencias siempre cambiantes de la vida. La flexibilidad permite realizar ajustes en función de los horarios de trabajo, los compromisos personales y las necesidades del niño.4

5. Apóyense mut uamente

Ser padre o madre es un papel exigente, y el apoyo de su pareja es inestimable. No basta con querer que una relación dure; hay que adoptar activamente comportamientos que la apoyen y la alimenten para conseguir una estabilidad a largo plazo. Los estudios sugieren que las mujeres tienden a mostrar este compromiso adoptando enfoques constructivos para resolver los problemas de la relación, mientras que en el caso de los hombres, el uso de estrategias constructivas de resolución de problemas se asocia con una mayor satisfacción en la relación. En otras palabras, trabajar activamente en la resolución de problemas puede marcar una diferencia real a la hora de mantener una relación satisfactoria y estable. Celebre los logros del otro, échele una mano y demuestre empatía en los momentos difíciles.5

6. Busque ayuda externa

Puede haber ocasiones en las que se necesite apoyo adicional. Contrate a una niñera o pida ayuda a familiares y amigos cuando la necesite. Si la limpieza a fondo es un punto de discordia entre usted y su cónyuge, quizá sea el momento de invertir en un servicio de limpieza una vez al mes para aligerar la carga. No dudes en explorar recursos externos para aliviar el estrés y garantizar un equilibrio más saludable para ambos progenitores.

"En general, cuando los padres colaboran y funcionan bien como familia, los niños son más felices y están más relajados. Suelen tener una autoestima más alta, rinden mejor en la escuela y disfrutan de relaciones sanas", explica el Dr. Whinnery.

La paternidad es un viaje compartido que requiere adaptabilidad, compromiso y comprensión. Es fundamental reconocer que la división de responsabilidades parentales que funciona para una familia puede no ser la más adecuada para todas. Utilizando una comunicación eficaz y los puntos fuertes de cada uno y adoptando una actitud flexible, los padres pueden encontrar un equilibrio dinámico que les funcione. En última instancia, la clave está en crear un entorno en el que ambos miembros de la pareja puedan prosperar como padres y crear al mismo tiempo una familia afectuosa y solidaria.

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